LIGA NORTE 2001
Echo, 23 de junio

Carta de confesión

Por Txutxo

 

¡Vale tíos!. No puedo soportarlo más. Nadie se cree que esté vivo después de lo descrito por el Legionario. Y por esa razón quiero confesaros que todo el vuelo estaba controlado. Ha sido un fraude. Lo reconozco. ¡ Jopeta ¡.

Todo empezó cuando alguien dijo lo de que la subida duraba unos 20 minutos. ¡Coño con la subidita!. Me costó 45 minutos de gran esfuerzo, sudor y una quemada por el sol, que me dejó la marca de la mochila en la espalda. Lo mío fue una tontería viendo el sufrimiento de otros a los que les pesaban las longanizas y el vinillo de muchas fiestas. Todavía me acuerdo de la singular sonrisa con la que subió Robert (el de Logroño) los últimos metros de ascensión. Pobrecico.

Después de esto pensé que el lunes no iba a estar en condiciones para dar el callo en el curro. Entonces me vino la gran idea: hago como que me la doy y me cojo la baja hasta San Fermín. De p…. Madre. A partir de aquí todo controlado.

Bueno. Pensé que si me la daba nada más despegar y arborizaba, nadie se creería lo de las contusiones. La recogida sería muy fácil y no podría darme un paseo en helicóptero. Y además fastidiaría la prueba. Con lo cual despegué y me dije que buscaría el lugar idóneo para el acontecimiento después de disfrutar de las condiciones del día y del lugar tan maravilloso que es.

El plan no resultaría si no tenía a alguien que me apoyara en mi versión. Me vino a la cabeza un nombre fácil de sobornar, el legionario ( llamo cariñosamente por ese nombre a Íñigo Arizaga). Quedamos en que me esperaría en el bar de Tramacastilla tomando gratis toda la cerveza que quisiera, porque ése era el pago por sus declaraciones. Por cierto, la próxima vez no bebas tanto porque luego exageras las cosas demasiado y la gente se asusta.

Arreglado el asuntillo legal, tenía pista libre para hacérmelo como quisiera.
Por fin, después de pasar Collarada y de haber volado tan "agusto", divisé el sitio perfecto. Una cornisa en Peña Telera y a sotavento, por lo de la cobertura del móvil claro. Panticosa estaba a tiro.

Cuando iba a bajar tranquilamente hacia la cornisa y aterrizar, me percibí de que había otro parapentista cerca. Con lo cual no podía ir a sotavento sin más ni más como hago normalmente. Así que saqué la calculadora y empecé a barrenar. Caía a -5 y me parecía una barbaridad para realizar mis cálculos y la rebajé a -4. Teniendo controlada la velocidad de caída, altitud y velocidad del viento, con respecto a la posición de la pared de Telera y altitud de su vértice, concreté que tenía que dar 58 vueltas para pasar a sotavento de Telera y desaparecer de la vista de ningún compañero de vuelos. A todo esto Íñig (llamo cariñosamente a Íñigo Redin) no se enteraba de nada porque el tío iba fuscao hacia Castejon de Sos o más.(¡ENORABUENA CAPULLO!).
Cuando ya perdí de vista a todos, me relajé y frené la frenética barrena a la que me había sometido para el engaño. Valla mareo estúpido de los cojo…. Todo controlado para aterrizar en apenas 10m cuadrados de cornisa. Sin ningún problema. Todo el mundo puede hacerlo ¡córcholis!.

Ya aterrizado, me quité el arnés y con parapente y todo lo tiré por un pequeño desfiladero (ya lo recogeré otro día, cuando esté de vacaciones). Mi plan entonces era contactar con la Guardia Civil, dar mi posición y rescate resuelto, como si nada.
Pero no acaba la historia. Tuve que golpearme con un palo para magullarme un poquito y fingir una caída. Cuando ya oía al helicóptero a lo lejos me di cuenta que el casco estaba intacto y que no se lo iban a creer. Pues bien. Cogí el casco y le pegué tal golpe contra una roca que se me fue de las manos y salió despedido barranco abajo. Tuve que bajar rápidamente a por él y volver a subir todo en cinco minutos. Entonces me di cuenta lo peligroso que es escalar. Por favor, no hagáis escalada, es muy peligroso y os podéis hacer mucho daño.¡De verdad!.
A todo esto, el legionario se estaba cogiendo una cogorza de mucho preocupar.
A mi plan le faltaba la puntilla, ser recogido finalmente por el helicóptero. Que gozada oye. Me dejaron pilotarlo y todo, desde el primer momento nos hicimos amigos y me dejó ir a rescatar a un montañero que también quería cogerse la baja. Fue por esa razón por la que tardé tanto en llegar a Panticosa.
Ya reunido con Arizaga (para que no se quede con el mote), me di cuenta que no estaba todo controlado. ¡CÓMO ME PUSIERON LOS PUTOS MOSQUITOS!.
Después de mi confesión, solo deciros que esto sólo puede hacerlo alguien cualificado como yo. Cualquiera no aterriza en un sotavento, y menos en 10 m cuadrados y nadie ha hecho una barrena tan larga como yo. Así pues no lo intentéis.
¡TODOS A TRABAJAR COJONES!
AAAAAGUR.