ECHO-TAÜLL
23 de junio de 2001
Por Iñigo Redín
Ya los anteriores días, nuestro Rappel y filólogo particular (Iñigo Arizaga), nos había advertido que el finde, especialmente el sábado, iba a ser muy bueno. Que había posibilidad de tormentas, pero era más factible que estuviese bueno, que malo. Si bien, esa mañana más de uno era escéptico, ya que había nubes "raras" desde primera hora, en Pamplona había nortazo y estaba totalmente cubierto, en la autovía de Donostia chispeaba un poco, ...
A eso de las 11, empezamos a subir hacia el despegue. El primer tramo en
todoterreno, y luego a pata.
Los sabios (de los cojones) del lugar, nos habían dicho que se tardaba
en subir a Ramírez, desde el coche, cerca de 20 minutos. ¡20
leches!, diría yo.
Bajo un sol asfixiante subimos con calma al despegue. Cuando llevábamos
cerca de media hora, al fin, salimos del bosque, para empezar la cuesta final,
hasta el despegue.
Tuvimos muy mala suerte, porque ya se nos habían adelantado dos caballitos
trotones por delante, a los que, sin duda, debemos el hecho de haber subido
hasta donde subimos. Ya sabéis, si vamos primero, hubiésemos
parado 50 metros (verticales) más abajo, pero, como hay otros arriba,
habrá que subir, no vaya a ser que ellos trinquen y nosotros no.
Al llegar arriba, vimos a los buitres. No subían mucho, pero algo sí que giraban, y eso siempre anima, ¿no?
Bueno, a eso de las 2, empezamos a despegar. Primero despegaron Iván
e Iñigo. Cobraron algo en el despegue, pero sin problema. Y es que
el despegue está en plena térmica, algo parecido al despegue
de Piedras Blancas de Castejón de Sos (¡qué lejos estaba!)
.
Salí yo, cobrando bastante, por cierto, y enseguida, a trincar. En
un momento me puse con 2300 metros (600 sobre el despegue), y me tiré
a las laderas que hay detrás del Ramírez, en dirección
al Bisaurín.
Ya en los llanos que hay en el Refujio de Lizara, pasando por las crestaas,
a mí y a Iván nos coje un buen pepino, bastante estrecho, por
cierto, que nos pone a unos 3300 metros, junto al Bisaurín.
De aquí, lo normal, sería tirar en línea recta hacia
el Aspe, y a continuación, pasar a las laderas de Collarada. Pero este
día, en la zona del Aspe, hacía algo de viento, y para evitar
males mayores, preferí tirarme hacia Blancas. Igual que yo hacen Iñigo
y otro chico con una Omega 4.
Los tres anduvimos un poco justillos por esa zona. Hacía bastante viento,
y las térmicas eran fuertes y muy tumbadas.
Iñigo se tira delante del despegue de Blancas, al sotavento de la cresta
que hay al sur, muy bajo. Yo trinco un poco en el despegue de Blancas, y me
tiro a la cresta que le está provocando el sotavento a Iñigo,
pero más alto. Con intención de llegar al barlovento y ahí
pillar algo, que ya alguna otra vez lo había hecho, y me había
ido bien.
Veo a Iñigo que empieza a trincar un chuzo debajo y detrás de
mí. Y yo llego a "mi sitio". Nada más llegar empiezo
a trincar una termiquilla, no muy fuerte, pero que con la deriva me lleva
a donde debe, hacia Collarada.
Llegamos los 3 a las faldas de Collarada. Yo me tiré a donde siempre,
a una pequeña sierra que hay a unos 1800 metros de altura. Iñigo
iba más abierto, hacia "su" térmica.
Pronto empecé a trincar y me junté con Iñigo un poco
más adelante. Al otro lo pierdo de vista.
Con 2700, y antes de pillar techo, abandono a Iñigo y la térmica
en la que estamos, y me tiro a por Peña Telera, pasando antes por el
final del Valle de Acumuer, que por lo que sabemos, se puede convertir en
un agujero de gran pateada.
Aprieto un poco el ojete, y enlazo con las primeras paredes de Telera. Sobre
mí, un par de veleros girando. Enseguida voy a por ellos. Trinco hasta
3.900, y cojo suficiente altura (más que suficiente), para empzar el
viaje a la "zona desconocida", hacia Tendenera y Ordesa y Monte
Perdido y...
Bueno, ya estaba en Tendenera, hasta aquí ya conocía las zonas
del vuelo, y ahora, ¿qué?
Pues estaba claro, lo primero, trincar, después pensar.
Enseguida trinqué un pepinazo (creo que era un +6) que me puso a 4350
metros de altura. La leche, vaya alturón. Desde luego, cierta seguridad
sí que me daba.
Ahora habrá que ir a Ordesa, y Monte Perdido, tierras sin ley (bueno,
creo que sí hay una que prohibe volar por ahí, pero me parece
que sólo prohibe despegar, ¿o no?).
Llegué a las inmediaciones de la Sierra de las Cutas con una altura
que me daba bastante margen para equivocarme, unos 2.600 metros.
Aquí tocaba tomar una decisión, ¿por qué lado
de Ordesa me voy?, al sur, por el Barranco de Ordesa, al sur de Monte Perdido,
¿quizás más al sur?. Yo esta zona no la conocía,
ni tenía ni idea de dónde hay carreteras.
Tomé la decisión de pegarme a la cara sur de las paredes del
Barranco de Ordesa. Enseguida empecé a trincar. Otro pepinazo, hasta
la nube, a 4.400 metros. Esta nube era un lujo, yo iba con ella, en sus barbas,
¿o es ella la que va conmigo?. El caso es que durante unos minutos,
no perdía altura, incluso la ganaba a veces, llendo con la nube, casi
viento en cola.
A mi izquierda, debajo, el Monte Perdido, todo bien nevado. Debajo de mí,
los barrancos de Añisclo.
Y fui directo a la siguiente zona que me resultaba conocida, aunque fuese
por puro dominguerismo, pero conocida al fin y al cabo. Al valle de Pineta.
Vaya gritos pegué. Ya tenía una carretera debajo, había
atravesado lo que me resultaba más peliagudo en todo el vuelo, y llegaba
a tierras conocidas. Estaba exultante.
Me crucé todo el valle de Pineta en escasos 15 minutos, a unos 55 km/h
de media en este planeo.
Fue increíble. En algún momento llegué a parecerme a
Piqué con tanto meneo de cabeza a un lado y otro, admirando el paisaje.
La de veces que me he dicho, estando en el valle de Pineta, en el Parador
nacional: "¿algún día pasaremos por ahí arriba?".
Pues mira por dónde.
Bueno, hasta aquí ya tenía gran parte del vuelo hecha.
Había llegado a Bielsa. Llevaba ya unos 80 km. Pero habíamos
quedado que el mínimo para la competición era llegar a Castejón
de Sos, ¿no?, pues a ello.
Bueno, en Bielsa se veía muy bien el Cotiella, y a su izquierda y el
collado de Sahún, mi siguiente meta.
Nada más pasar Bielsa, me pegué a las paredes que hay al norte
del pueblo, la Punta Suelza, que tiene 2900 metros. Enseguida comencé
a trincar algo, hasta 3.200. Yo, que soy muy listillo, y ya me había
acostumbrado a los +6 y +7, ví que justo delante, si iba contra el
viento, se estaba haciendo una hermosa nube, en la quinta puñeta (el
techo). Y tuve la estupenda idea de ir a por ella, dejando el cómodo
+2 en el que estaba.. Por supuesto, fue una cagada. Iba a por la nube, estaba
debajo, y nada, que no subía. No esperé mucho para mandarla
a freir espárragos, y volví hacia atrás, viento en cola,
a por mi fabuloso y suculento +2. Por supuesto, éste ya no estaba.
Aquí tenía dos opciones, o pegarme más a las montañas,
a ver si salía algo, o seguir hacia el fondo del valle, en dirección
a Plan y Gistain. Tomé la 2ª opción.
Resulta que de Bielsa sale un valle, al este, que llega hasta unos 2000 metros.
Arriba es casi llano, y todo muy verde. Pues justo ahí, a 2000 metros,
es donde más cerca estuve de cagarla.
Se notaba más viento que en otros sitios, y eso tampoco es que me animase
mucho.
Pensé: "mecagüen Sos, esto tiene que tirar por cojones",
y de repente, apareción un cerito por ahí. Me agarré
a él, casi girando con los ojos cerrados, supongo que para que nada
me distrajera. En cada giro subía media vuelta y bajaba otra media,
pero la que subía, con la deriva me compensaba.
Finalmente, con unos 2.500 metros, me tiré a las paredes que están
sobre Plan, al Noreste, más concretamente.
En esas paredes, cogí una térmica que me llevó directamente
a los ibones de Posets, aunque derivaba demasuiado al norte para mis propósitos.
En cuanto tuve altura (3.000) me tiré a las crestas más próximas
al collado de Sahún, justo al oeste del Box.
Ahí, mientras estaba rascando en lo alto del monte, un buitre me llamó
y me dijo que saliese 100 metros de las crestas, que ahí me esperaba
un +5 hasta la nube, a 4000 y pico. Y, jodé, si te lo ponen así,
pues vas, ¿no?, y fui.
Nada,. Crucé el tan terrible collado derivando ese pepino, hasta la
nube. Respiré hondo, 4 gritos más, y a seguir, que desde aquí
ya me lo conozco todo.
Claro, llegué al despegue de Piedras Blancas con unos 2.700 metros.
¿Y qué voy a hacer?, ¿bajar?, ni de coña.
Ya llevo 107 km. Vaya pasada. Tánto reirnos con lo de llegar a Castejón, como mínimo, y va, y llego. Tiene "güebos" la cosa.
Vaya planeo me dí de Sahún hacia Piedras Blancas.
Tenía a vista (o sea, muy cerca, porque no tengo precisamente una vista
de lince), Vilaller.
Y seguí planeando, cayendo a 0,5 m/s, con la "resti" del
valle de Castejón. Aún giré algún unillo. Entonces
recordé que en Bohí había concentración de parapente.
Y Bohí está en el siguiente valle a Vilaller. Pues nada, habrá
que llegar como sea, y darles en los morros a los catalanes.
Me pegué a las paredes encima de Vilaller, llegué bastante alto,
a unos 2.000 metros, y trinqué otra térmica, que con la deriva
me puso a 3.000, y sin miedo de sotaventos, para pasarme al siguiente valle.
Bueno, ya he llegado a donde quería, a enlazar 2 concentraciones de
parapente.
- Pero, jodé, aquí no se ve ni un parapente, ¡qué
raro!.
- Para, para, que ahí abajo hay uno aterrizando.
- ¿Pero dónde están los demás?.
Otra vez me disloqué el cuello al estilo Piqué, pero no ví
a nadie más volando.
- Bueno, pues nada, iré a aterrizar a Taüll, que igual tienen
ahí la cena de la concentración.
No había manera de bajar. Cuando estaba con orejas, para ver si perdía
algo de altura, otra térmica. No tuve más remedio que girarla,
hasta 2500 y pico. Y pensé que de nuevo tendría que seguir el
vuelo. Eran las 19:20. Enfilé hacia el sur, para ir hacia Sort, pero
ahora avanzaba a 10 km/h. Por lo que dí el vuelo por terminado.
Yo lo daba por terminado, pero se ve que el parapente quería seguir,
porque ahí no había forma de bajar. Tuve que barrenar para perder
altura.Y aterricé en Taüll, en una campa que hay frente a la iglesia
de San Climent.
Esperaba que apareciese algún parapentista, pero nada...
Nada más aterrizar, lo primero que hice es llamar a Quim, que suponía
que estaba en la concentración, pero.... LA CONCENTRACIÓN ERA
LA SEMANA SIGUIENTE.
Una típica cagadica de las mías.
Después avisé a los de Echo, y me contaron la movida de Chucho, que ya habéis leído en la crónica de Iñigo. Esto me desanimó bastante, aunque enseguida hablé con él, y me tranquilicé.
Las cifras: Despegué a las 14:08 y aterricé a las 19:42.Fueron 5 horas y media de vuelo. La última media hora, perdida tontamente en esa zona sin hacer nada. En total 133 km, a una media de 24 km/h. El techo grabado en el gps, 4404 m. La altura mínima: 1467 m, la del aterrizaje.
El resto ya es historia, la recogida, llegar a Echo a eso de las 4 de la mañana, etc...
Por supuesto, agradeceré la afortunada intervención de Iñigo
Arizaga, que ese día se convirtió en uno de los "rescatadores".
Fue a por Chucho, vino a por mí, etc... Sölo 3 horas y media de
coche, después de volver de la recogida de Chucho.
Fernando se vino a buscarme desde Castejón, para que Iñigo no
tuviese tanto trozo, también se lo agradezco.
En cuanto a la competición, la cosa fue regular, ya que muchos pilotos
pincharon en la zona del despegue, pocos pasaron más allá de
Blancas, y encima, con lo del accidente, me quedé más solo que
la una. Sino, seguro que los tres hubiésemos hecho el vuelo, y puede
que hasta más.
Pues nada, por ahí tenéis el track para echarle un vistazo También están las previsiones que teníamos para ese día, y que Rappel Arizaga tan bien supo interpretar...